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lunes, 15 de enero de 2018

Los cuatro magníficos que repitieron Nobel

Por Elena Sanz para Ventana al Conocimiento

Marie Curie

La primera persona de la historia en lograr la hazaña de recibir un doble Nobel fue la polaca Marie Skłodowska Curie, laureada primero en Física  y, más tarde, en Química. Lo que pocos saben es que estuvo a punto de no recibir el primero de los galardones. Y es que en 1903, la Academia Francesa de las Ciencias propuso únicamente a Henri Becquerel y Pierre Curiecomo candidatos al Nobel de Física. Indignado al conocer la nominación, el matemático Gösta Mittag-Leffler avisó a Pierre, y éste fue rotundo en su respuesta: “Si es cierto que alguien está pensando en mí [para el Nobel] querría ser considerado junto a Madame Curie por nuestro trabajo en los cuerpos radiactivos […] su parte es muy grande en este descubrimiento (también ha determinado el peso atómico del radio)”, escribió en una carta.

Después de mover algunos hilos, Marie fue incorporada a la candidatura. Y en diciembre de 1903, los tres científicos (Becquerel y el matrimonio Curie) fueron premiados con el prestigioso galardón. En la mención a los Curie se excluyó voluntariamente su descubrimiento del polonio y el radio, ya que los químicos del comité de nominación insistieron en que aquello merecía un futuro Nobel de Química.
Y así fue. El segundo premio para Curie llegó el 10 de diciembre de 1911 aunque, tras la muerte de Pierre en 1906 en un desafortunado accidente de tráfico, esta vez recayó solo en manos de Marie. Como ya habían adelantado los expertos, se le concedió “por su contribución al avance de la química con el descubrimiento del radio y el polonio“, dos elementos que eran mucho más radiactivos que el uranio (el primer elemento radiactivo conocido)

Linus Pauling

El único condecorado en dos ocasiones con un Premio Nobel no compartido con nadie ha sido Linus Pauling. El primer galardón, el Nobel de Química de 1954, reconocía sus investigaciones sobre la naturaleza del enlace químico. Y ocho años más tarde, su pacifismo militante durante la Guerra Fría, centrado sobre todo en combatir las armas nucleares, le hizo merecedor del Nobel de la Paz (1962).

Figura dominante de la química del siglo XX, este científico estadounidense revolucionó la forma de ver las moléculas aplicando la mecánica cuántica a la química. Además, estudió a fondo el enlace del hidrógeno, las proteínas y sus plegamientos, además de llegar a conocer como la palma de su mano la estructura y el funcionamiento de la hemoglobina de los glóbulos rojos que transportan el oxígeno de la sangre.
Al final de la década de los cuarenta, asustado ante el peligro que supondría una guerra nuclear para la humanidad, redactó un llamamiento para acabar con las pruebas de bombas atómicas, argumentando entre otras cosas que la precipitación radiactiva de cada prueba bajo tierra causaría miles de casos de cáncer. Y reunió firmas de más de 8.000 científicos extranjeros de 49 países diferentes. Su campaña culminó cuando se abrió para la firma el Primer Tratado de Prohibición Parcial de Pruebas Nucleares, en 1963.

John Bardeen

Que hoy podamos escuchar los últimos éxitos musicales en un aparato de radio, ver la televisión, hablar a través del teléfono móvil o navegar cómodamente por Internet usando ordenadores y tabletas se lo debemos en gran medida a John Bardeenel único científico de la historia que ha repetido Premio Nobel en la categoría de Física.


Era ingeniero electrónico, una carrera que comenzó con solo 15 años, aunque luego se doctoró en Física en la Universidad de Princeton. Y allí comenzó a estudiar la estructura atómica y las propiedades de los semiconductores, es decir, los materiales que en ciertas condiciones permiten el paso de la corriente eléctrica y en otras no. Unos años más tarde aterrizo en los laboratorios Bell donde, junto con Walter Brattain, desarrolló el transistor, que llegaba para reemplazar a las válvulas de vacío en infinidad de artefactos electrónicos, desde audífonos hasta televisores. Este invento les llevó a ganar el Nobel de Física de 1956 junto con William B. Shockley.
De los semiconductores, Bardeen dio el salto al estudio de los superconductores, materiales que conducen corriente sin resistencia ni pérdida de energía. Y fue el modelo teórico actual sobre la superconductividad, el BCS (donde la B corresponde a John Bardeen), el que le condujo a ganar su segundo Nobel en 1972.

Frederick Sanger

La cuarta persona, y hasta ahora última, en incorporarse al club de los dobles Nobel fue Frederick Sanger, un entusiasta de la bioquímica que logró determinar la secuencia de aminoácidos de una proteína. Escogió nada menos que la insulina, la hormona clave en la regulación del metabolismo de la glucosa, y por su hazaña ganó el Nobel de Química de 1958. Su descripción detallada de los eslabones que forman la cadena química de la insulina permitió que, posteriormente, en 1963, esta fuera la primera proteína sintetizada en laboratorio, algo que los diabéticos le agradecerán eternamente.


No contento con eso, en 1980 repitió galardón en la misma categoría por desarrollar un método para leer el ADN, poniendo el primer eslabón para el estudio del genoma humano. De hecho, fue él quien determinó la secuencia base de los ácidos nucleicos (adenina, guanina, uracilo y citosina), las letras con las que está escrito el Libro de la Vida.

Y además…

Más allá de los cuatro científicos doblemente premiados, hay dos instituciones que han recibido varios galardones de la Academia Sueca. La primera es la Cruz Roja, una institución humanitaria internacional que ha conseguido hasta ahora tres premios Nobel de la Paz. Uno menos tiene ACNUR, el Alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
Y puestos a hablar de récords en relación con estos premios, hay que recordar que los Curie no solo son famosos por el doble galardón de Marie. La primera y segunda generación de esta familia acumulan nada menos que cuatro premios Nobel de ciencias (su primera hija Irène Joliot-Curie logró el Nobel de Química en 1935 por el descubrimiento de la radiactividad artificial, también junto con su marido).
Por Elena Sanz para Ventana al Conocimiento

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