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martes, 17 de diciembre de 2019

Arcadía de Instante de Época. Aroma a Teatro.

Arcadia (1598). Lope.

No queda más lustroso y cristalino
por altas sierras
el arroyo helado.
Ni está más negro el ébano labrado
Ni más azul la flor del verde lino.

Más rubio el oro que de oriente vino
espira olor el ámbar estimado.

Angélical figura en vista humana.
El carmesí más fino,
es la mujer mía.
Frente, cejas, ojos, cabellos,
aliento y boca
de mi ninfa bella.

Qué puesto que ella
se parece a ellos
qué ellos son los míos;
vivos están allí,
muertos están sin ella.
Cristal, ébano, lino, oro, ámbar y grana,
vivos están allí
conmigo.

Soy más guapo que el Sol,
El cuál,
se desprecia sólo,
y me maravilla.

No tengo desamparo en la playa,
No tengo problemas con Silvio,
No huyo con desamparo,
No tengo ningún castigo.
No soy quejoso,
porque a mí macho
tengo y llevo conmigo.

Es justo
que quién debe restituya.
Es justo
que quién me debe
me restituya.
No debo nada,
porque no tengo calza
de ladrón.

Me enternezco de ser
porque conozco lo que soy.
Soy solidario y cooperante.
Yo soy ese.
Ese fundamental
en
solidaridad y cooperación.

Soy en realidad vigente,
cómo aquellos personajes de ficción
que salvan,
esos planetas y,
esos mundos,
de ficción mágica.
Y,
que surgen
de la naciente pluma
de la escritura,
del escritor floreciente.

Busco el monte y el prado
y es justo que él
que me debe,
me restituya.

Estoy enternecido,
de cuánto acontece,
que él que me debe,
se arrepienta.

No tengo injusta mano,
y el que me da agravio
de mí no se olvida.

El atrevido arquero amado,
me salva de la saeta,
de aquél
arquero armado.

Dios,
Me proporciona
el vendaje sano
y justo,
a la vista de todos.

El hierro tira en áspide bañado
como el peso de la organza.
Tengo caña,
Tengo arco,
Tengo pasador de tira
y,
la cuerda de un hilo
de la marioneta
de la legalidad
de la época.

Ciudades de siglo
Capitales de siglo
Pueblos de siglo.
Humanos vivientes
sin haber llegado
todavía a su necrosis.
Sepelio sacro para todos.

La humanidad vive,
su gran momento solidario.
Ni los cuerpos
Ni las almas daña.
La solidaridad que
juega como niño
burla y mira
con la inocencia
de las almas.

AROMA A TEATRO.

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